viernes, 10 de febrero de 2017

Historia de la letra ñ

La ñ (eñe) es la vigésimo quinta letra que más palabras encabeza en el diccionario: 80, el 0’09%.
Es la letra patriótica, la aportación española al alfabeto latino.
El sonido de la ñ no existía en latín, pero la evolución de grupos tales como gn, nn, ni nh dio lugar a él durante la Edad Media entre las lenguas románicas.
El italiano y el francés se quedaron con gn, el gallego-portugués con el nh y el catalán con el ny. El castellano prefirió nn, que se abrevió por medio de una con una raya encima y que acabó convirtiéndose en una única letra en forma de con tilde ondulada (ñ) y un sonido nasal muy peculiar, que se pronuncia juntando la lengua con el paladar de tal manera que impida la espiración por la boca, y separándola rápidamente para que el aire salga por la boca y las fosas nasales

Ejemplos: PITINNUS > pequeñoDOMINUS > DOMNUS > donno > doñoSCAMNUM > scanno > escanno > escañoTAM MAGNUS “tan grande” > tan manno > tamaño.

Pero también han pasado al español palabras con ñ cuyo origen está en otros grupos latinos, como puño (PUGNUS), aunque no ocurre lo mismo con sus derivados cultos: pugnar, impugnar; y como señor (SENIOR “más viejo”).

Del alfabeto castellano la ñ pasó a otros idiomas en los que existía una consonante nasal palatal en su sistema fonológico, como el euskera y el gallego en la Península Ibérica, el guaraní, el quechua, el aymara, el araucano, el mapuche y el zapoteco en América, el tagalo en Filipinas y el chamorro en las Islas Marianas. Y del mismo modo que el español incorporó la letra germánica w, más modernamente el inglés ha aceptado la ñ para poder escribir con exactitud, sin falsearlos, los préstamos hispánicos con esta letra que le han ido llegando, como cañada, cañón, jalapeño, niño, piñata, vicuña

Existen dos palabras que tienen dos eñes y que además empiezan por una: ñiquiñaque ñoño.

Del árabe hispánico alkúnya tomó el español su alcuña ‘ascendencia, linaje, especialmente el noble’ (ny > ñ), que derivó poco después en alcurnia. El Diccionario de Autoridades encabeza su artículo con alcuña y dice que alcurnia «es voz baxa», pero en la actualidad aquella ha quedado como sinónimo en desuso de esta.
El latín CALUMNĬA pasó al español primitivo y popular como caloña y, algo más tardíamente y de forma culta, como calumnia, que ha sido la que ha terminado por imponerse, arrumbando a caloña como un vocablo anticuado, aún en el diccionario académico. Algo similar sucedió con ingenio: INGENĬUM > engeño > engenio > ingenio.

De origen incierto, quizá prerromano, hay constancia documental en el español del s. XIV de la palabra leganya, que derivó pronto (ny > ñ) en lagaña y después en legaña. El Diccionario de Autoridades(s. XVIII) prefiere todavía lagaña y en el actual diccionario académico figura como sinónimo de legaña, que «es la forma preferida hoy en el habla culta de casi todo el ámbito hispánico, aunque en algunos países de América convive en el nivel culto con la variante lagaña o, como en Costa Rica, es esta la única forma usada», aclara el Diccionario panhispánico de Dudas.

Como vimos en el apartado de la letra icompañía es un derivado de compaña, de donde procede también compañero. Pero en la Edad Media el vocablo que más se empleó fue compaño y, con menos frecuencia, compañón, que más tardíamente solo se aplicó a los testículos, llamados así como eufemismo (forma suave de decir algo) por ser inseparables. La evolución de compañero fue la siguiente: companiero > compannero > compañero.

La etimología de nube y de nublar es muy clara: latín NUBES, NUBILĀRE. Pero como del latín INNUBILĀRE llegó también al español antiguo el vocablo (nn > ñañublar, durante mucho tiempo derivados de este (ñublo, ñublar, ñublado), ahora en desuso, han coexistido con derivados de aquel (nublo, nublado). Lo mismo ocurrió con nudo (NUDUS) y ñudo (derivado de añudar, que a su vez procedía del latín INNODĀRE, con evolución nn > ñ), y sus derivados: nudoso, nudillo ñudo, ñudoso, ñudillo).

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