¿Cuándo comienza usted a convertirse en esa cosa extraña y subversiva llamada “persona”? Eso ocurre cuando por primera vez se siente usted afligido bajo el peso de todos los deseos para convertirlo en una pieza sin carácter e intercambiable del sistema social. Cuando se apodera de usted por primera vez un furor incontenible contra quienes le utilizarían como una insensible materia prima para sus propósitos..., doblegarle, descoyuntarle, sacrificarle por finalidades y políticas juzgadas más importantes que su realización personal. La primera vez que usted no acepta sin titubear que se le reconozca por un número, cuando se estremece al ver detalles y fragmentos de su vida moteando el papel listado de una impresora de ordenador; cuando descubre que sus necesidades, sus creencias y valores son reducidos a una insulsa papilla estadística en beneficio de remotas agencias y departamentos gubernamentales. Cuando por primera vez se siente impulsado a pedir a todos aquellos que actúan en nombre del estado, la empresa, el pueblo, la ley, el movimiento, la causa, que le miren a la cara y reconozcan que está usted aquí, que es real, alguien que cuenta.
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