martes, 21 de febrero de 2012

Meditación Shi-Né - Concentración - Calma Mental

La palabra tibetana para la práctica de la concentración es Shi-Né. También se conoce como Meditación “Shamata”.

Tal como un hombre que carga un recipiente lleno de agua, descendiendo por un camino sinuoso, tiene que mantener una parte de su mente en el agua y otra en el camino, en la práctica del shi-né, una parte de la mente tiene que aplicar la atención para mantener una concentración firme y otra parte tiene que utilizar la aplicación atenta para hacer guardia en contra de las perturbaciones”.


En el cuadro aparecen
-Un monje (el meditador).
-Un elefante negro que se va volviendo poco a poco blanco (la mente del meditador).
-Un mono negro que también se va volviendo poco a poco blanco hasta que desaparece (la agitación mental).
-Un lazo en la mano del meditador (simboliza la atención).
-Un garfio en la otra mano del meditador (simboliza el estado de alerta).
-Fuego en los márgenes del camino (representa el esfuerzo requerido para la práctica del shi-né).
-Imágenes de comida, vestidos, instrumentos musicales, perfumes y un espejo (simbolizan las cinco fuentes de agitación mental) como son los cinco objetos sensuales: el gusto, el tacto, el sonido, el olor y la vista respectivamente.

Interpretación del cuadro
En la primera etapa, en la base del diagrama, el meditador corre detrás de un elefante (trata de conseguir el control de la mente). El elefante sigue a un mono sin prestar la más mínima atención al meditador. Tanto el elefante como el mono son totalmente negros. Esto se debe a que en la etapa inicial de desarrollo del shi-né el letargo mental domina la mente.
En este estado de la práctica, el meditador no tiene control sobre su mente y la agitación mental prevalece (el mono no puede quedarse quieto y continuamente se siente atraído por cualquier cosa; es el que conduce al elefante).
De la segunda etapa a la sexta, tanto el elefante como el mono se van volviendo cada vez más blancos, a medida que el meditador los va controlando.
En la séptima etapa, el mono ya ha desaparecido completamente de la escena (ya no hay agitación mental).
En la octava etapa, el elefante se vuelve blanco del todo y sigue al meditador sin que éste necesite llevarle atado, ya que la mente es ahora completamente obediente.
En la novena etapa, última del desarrollo, el monje medita sentado y el elefante duerme a sus pies. La mente ahora puede permanecer concentrada sin ningún esfuerzo por períodos largos de tiempo. Una vez que el elefante es domado, nunca vuelve a desobedecer a su maestro, volviéndose útil para desarrollar numerosos trabajos.
A la par aparece la imagen del meditador volando, lo que significa que ya no podrá ser perturbado “ni siquiera si una pared se cayera detrás suyo”. Él continuará meditando y sentirá un placer físico y mental más allá de cualquier descripción. Aquí su cuerpo se suaviza inagotable y sorprendentemente. Su mente, en profunda paz, puede ser dirigida a cualquier objeto de meditación.
Pero esto es tan solo letargo, en extremo sutil, que a menudo se confunde con el verdadero shi-né. Con persistencia, esto también desaparecerá. De forma gradual la mente se volverá más clara y fresca y la duración de cada sesión de meditación irá en aumento. En este punto el cuerpo podrá ser por completo sostenido por la mente.
En la décima etapa o verdadero shi-né (el meditador monta calmadamente sobre el lomo del elefante) la mente y el objeto de meditación se vuelven uno. Ahora el meditador puede mirar profundamente en la naturaleza de su objeto de meditación mientras que mantiene todos los detalles del objeto en su mente.
Aún hay una undécima etapa, en la cual el meditador monta sobre el elefante y camina en otra dirección. El monje sostiene una espada flameante que significa que ha entrado en la más alta interiorización (un nuevo tipo de meditación denominada “intuición profunda” Vipashyana”  (Lagtong en tibetano)).

“El solo hecho de tener shi-né produce una tremenda satisfacción espiritual; pero no continuar, para todavía obtener mejores cosas, es como haber construido un aeroplano y luego nunca volarlo. Una vez que se obtiene la concentración, la mente debe ser aplicada a prácticas más altas”.

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